Nearshoring y energía: claves para el futuro económico de México, especialistas de la UNAM

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Ernesto Bravo Benítez, investigador del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc) de la UNAM, destacó que el país debe priorizar la estabilidad en el suministro eléctrico para satisfacer la demanda de los inversionistas.

México se posiciona como un destino clave para las inversiones extranjeras debido al crecimiento del nearshoring, pero para mantener esta tendencia es crucial garantizar la producción sostenible de energías, tanto renovables como no renovables. Durante la mesa redonda «Autosuficiencia energética y nearshoring», Ernesto Bravo Benítez, investigador del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc) de la UNAM, destacó que el país debe priorizar la estabilidad en el suministro eléctrico para satisfacer la demanda de los inversionistas.

Por su parte, Arturo Ortiz Wadgymar señaló que la producción nacional de petróleo otorga a México una ventaja comparativa en la atracción de inversiones. Se espera que, para finales de 2024, México sea autosuficiente en diésel y turbosina, reduciendo la importación de gasolina al 10%. Esta autosuficiencia energética es clave para fortalecer el nearshoring y renegociar acuerdos dentro del T-MEC.

México en ventaja comparativa

Ortiz Wadgymar, también investigador del IIEc, expuso que México al ser productor de petróleo y sus derivados se sitúa en una situación de ventaja comparativa y de atracción de ciertos capitales de otras naciones que necesitan venir a asociarse con el capital nacional y generar el proceso conocido como nearshoring, una forma en la que el país lograría una nueva industrialización. De esa manera, queda asegurado el abasto de hidrocarburos.

El doctor en Economía estimó que para finales de 2024 se prevé la importación de 10 por ciento de gasolinas, y que la nación sea autosuficiente en diésel y turbosina. Esa es la base para que quede bien posicionada ante un nearshoring que no se sabe bien cómo se piensa aplicar y qué trato o renegociación se le puede dar en el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).

Ortiz Wadgymar señaló: en una situación como esta da una ventaja comparativa al país y elementos para renegociar mejor un tratado, ahora que estamos viviendo el mes más difícil de la elección norteamericana y están por definirse situaciones que no podemos predecir, pero se manifestarán a partir de este momento y hasta diciembre.

El especialista en comercio internacional aclaró que ello no evita que se tenga que continuar en un proceso de cambio energético, pero en el corto plazo es importante que los mexicanos seamos dueños de nuestro petróleo y los productos que se derivan, lo que implica un proyecto integral de largo plazo que ya está, al menos en la letra, consignado en el T-MEC.

Reiteró que el nearshoring implica que las empresas extranjeras se reposicionen más cerca de su territorio por ventajas competitivas, que hace 30 años eran superiores en China, pero hoy en día pueden reubicarse en México, América Latina, el Caribe, en sitios más próximos, donde los costos de transporte sean menores.

El autor de “La apertura económica de México 30 años después, del Gatt a Trump” (2018) afirmó: tengo fe en que el próximo gobierno apoye este tipo de pensamiento y que la nación vuelva a lograr, como lo hizo en un tiempo, “un milagro mexicano”, es decir, cuando el petróleo generó un proceso de industrialización nacional.

El también coordinador del Seminario Anual de Economía Mundial en el IIEc y miembro de la Academia Mexicana de Economía Política evaluó que con el apoyo del gobierno, a la larga, Petróleos Mexicanos será autofinanciable, ya que cuando deje de importar y venda gasolina entonces obtendrá ganancias y, de alguna manera, podrá afrontar los problemas de su deuda.

 

 

FUENTE: EL ECONOMISTA